¿En qué consiste el Trastorno afectivo estacional?
El Trastorno afectivo estacional o TAE se presenta aproximadamente en seis de cada cien personas, siendo más común en los adultos aunque también puede presentarse en niños y adolescentes. El número de mujeres afectadas por este trastorno es mayor que en hombres, aunque la biología, la historia familiar, el entorno y las experiencias individuales hacen que ciertas personas estén más predispuestas que otras a desarrollarlo.
El TAE es una forma de depresión que coincide según los últimos estudios e investigaciones con la falta de exposición a la luz durante los meses de otoño e invierno y los cambios hormonales y de neurotransmisores.
Se caracteriza por la presencia en el individuo de cambios en el humor propios de la depresión como la astenia, sentimientos de desesperanza, irritabilidad, tristeza, ansiedad, anhedonia, disminución de la líbido, etc. presentando además un predominio de síntomas vegetativos como la hipersomnia, el aumento de peso y del apetito, cansancio físico y una elevada sensibilidad al rechazo interpersonal.
¿Por qué sucede?
Existen muchas teorías sobre por qué se producen estos cambios anímicos en los individuos en relación a los cambios estacionales, pero la mayoría de los investigadores coinciden en que pueden estar desencadenados por la respuesta del cerebro a la disminución de la luz y la relación con algunas hormonas claves en la regulación de los ciclos de sueño-vigilia, energía y estado de ánimo, como son la melatonina y la serotonina.
Así, cuando los días son más cortos en otoño e invierno y las horas de oscuridad más largas, se puede producir un aumento de los niveles de melatonina y una disminución de la serotonina, creando en ocasiones condiciones biológicas para un bajo estado de ánimo, a las que deberíamos sumar los antecedentes familiares del individuo, el contexto en el que se encuentra y sus condiciones personales y experiencias.
Sea cual fuera el origen o la explicación, si usted nota que el malestar le supera y no tiene recurso para afrontarlo pida ayuda a los más cercanos y si eso no fuera suficiente, acuda a su centro de salud para un valoración.